lunes, 27 de junio de 2011

El Boulevard de la Demencia


Afuera el viento baila y las hormigas huyen despavoridas, las señoras de la vida alegre viven tristes, los músicos enmudecieron y mi alma vuela mas allá de la prisión, la dulce mirada que evoca placeres y dolores olvidados, afuera el silencio arremete contra las esquinas y se pierde como abejas que revolotean.

La gran mentira, a veces quisiera ser ave para morir en manos de algún gato perezoso y afortunado, los hombres huyen del sexo, pingüinos que mueren de frío, los vivos son enterrados y los muertos deambulan libres, princesas escapadas de casa, lobos incendiarios, ovejas adictas a la heroína, cáncer de seno y próstata, hormigas mutantes ¿Acaso los demonios no aman? ¿Acaso piensan negarnos eso también?  

Sobre las nubes descansan ejércitos de sueños heridos y derrotados, susurra el viento motetes profanos, drogados los sentidos, adormecidas la razón y la lógica. Hambrientas larvas devoran con avidez los mortales despojos... Camino por las calles y doblo en la esquina de la cordura...el boulevard de la demencia. Bancos de sangre, vampiros, avarientos.


A veces cuando sudo frío siento pena, pena por aquellos que se olvidaron de soñar despiertos, pero sobre todo siento pena por aquellos cuyos sueños fueron olvidados... yo.

La noche es el campo de concentración de la soledad, todo se extraña mas a oscuras, la luna es testigo. ¿Dónde estás? En brazos de lo ajeno... y aquí las sabanas siguen desangradas por el olvido, en la noche la soledad se vive y se respira en todas partes. 

El viento arremete contra mis huesos, mis pobres huesos... no tienen la culpa, apologías de la carne. Y el demonio alcohol arremete de nuevo. Creí que sería fácil olvidarte entre copas, pero... ¡qué va!
 Las copas que bebemos para olvidar jamás se nos olvidan.
Los puertos tristes al caer de bruces la tarde. El acongojado atardecer se resigna a morir lejos de tus pechos, la sed, la eterna sed.  Morir de sed a la orilla de la mar.

Autor - Kether

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