Libidinosas caderas, violines somnolientos, cuervos albinos, bancos de sangre, vampiros agiotistas... albinos... Afuera hace frío y dentro de mí, ni se diga, las velas titilan y los semáforos perdieron la dignidad... El veneno sigue corriendo y ya no siento las penas.
Las puertas del averno se cierran tras de mí y las horas desfilan por la pasarela. ¿Te angustio? ¿Me angustias? ¿Nos angustiamos? Las esquinas así me antojan interminables y en el seno de lo eterno me desangro ante tu puerta. A tus pies me desangro.
Ellos esperaban… ¿Te espero? Tal vez, quizá. Se desnudan los minutos y los ángeles se ruborizan. Se miran, se tocan, se babean, se chupan, se muerden, se... ¿Te espero?
Él espera la puesta del sol, una mañana que no sea cojo, no corto, me entenderás, una mañana que prometa con certeza aquél beso… Ella espera por él... Vosotros esperáis que pase el tiempo, que los sapos bailen flamenco o que se suicide un violín… La flauta salta la tapia y de sus bolsillos caen un sinfín de notas...
¿Un perdón? Una lágrima... ¿El olvido?
Él espera que ella pase… Ella espera por él... Vosotros esperáis que no suceda y ellos esperan el final.
AUTOR - Kether
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